El arte de la cata de vinos está lleno de matices y sutilezas. Cada aspecto, desde la selección de la variedad de uva hasta la forma de servirlo, tiene sus particularidades.
En este contexto, a menudo se utilizan dos términos: "carafer" y "décanter". Aunque a menudo se utilizan indistintamente, en realidad se refieren a dos procesos distintos que tienen efectos diferentes sobre el vino. Analicemos estos dos métodos para comprender mejor sus diferencias.
Decantar el vino
La decantación es una práctica muy extendida, especialmente cuando se trata de vinos jóvenes. Su principal objetivo es ayudar a que estos vinos se desarrollen y revelen sus sabores y aromas.
El proceso de decantación consiste en verter el vino en un decantador de base ancha. Esta forma particular maximiza la superficie del vino expuesta al aire, favoreciendo la oxigenación. Al entrar en contacto con el aire, el vino "respira", se abre y libera sus aromas. Esta técnica es muy eficaz con los vinos tintos jóvenes y tánicos, que pueden ser algo agresivos cuando están frescos. La decantación suaviza sus sabores, haciéndolos más agradables de beber.
Decantar el vino
La decantación, en cambio, es una práctica reservada a los vinos más viejos. Con el tiempo, los vinos pueden desarrollar sedimentos, partículas sólidas que pueden enturbiar la claridad del vino y, en algunos casos, alterar su sabor.
La decantación consiste en verter el vino suave y metódicamente en un decantador, de forma que los sedimentos permanezcan en la botella original. De este modo, el vino del decantador queda más claro y limpio, libre de cualquier sedimento que pueda tener un sabor amargo o desagradable.
Diferencias entre decantación y carafage
Si hay una distinción importante entre estos dos procesos, radica en su finalidad. La decantación tiene como objetivo mejorar el sabor y el aroma de los vinos jóvenes, mientras que la decantación pretende eliminar los sedimentos no deseados de los vinos más viejos. El método de decantación también difiere entre ambos.
Cuando se decanta, el vino se vierte relativamente rápido en la jarra para favorecer la aireación, mientras que cuando se trasiega, el vino se vierte despacio y con cuidado para no alterar el sedimento.
En cuanto al tiempo, la decantación suele realizarse justo antes de servir el vino, ya que la aireación es un proceso bastante rápido. La decantación, en cambio, puede llevar mucho más tiempo. Hay que dar tiempo al sedimento para que se asiente en el fondo de la botella, un proceso que puede durar varias horas, o incluso un día entero en el caso de algunos vinos.
Conclusión
En conclusión, la decantación y el trasiego son dos métodos distintos de preparación del vino, cada uno con sus propias ventajas. La decantación puede ayudar a liberar el potencial aromático de un vino joven, mientras que la decantación elimina los sedimentos no deseados de los vinos más viejos, mejorando su claridad y sabor.
Comprender estos matices puede enriquecer enormemente su experiencia de cata y ayudarle a apreciar plenamente cada botella. Así, la próxima vez que abra una botella, sabrá exactamente cómo prepararla para disfrutarla al máximo. Además, Oeni estará ahí para ayudarte. No espere más, descárguela en iOS o Android.