Cada vez son más los amantes del vino que optan por comprarlo a través del circuito corto. Evitan a los intermediarios y van directamente al productor. Esta forma de comprar vino seduce por su sencillez, amabilidad y promesa de autenticidad. Pero también tiene sus trampas. Antes de llenar el maletero o hacer un pedido por Internet, conviene conocer las buenas prácticas.
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El placer de conocer a los productores
Una de las grandes ventajas de comprar vino directamente es la gente que se conoce. Cuando visitas una finca, puedes hablar con las personas que elaboran el vino. Descubres su filosofía, su forma de trabajar y su terruño. Esta relación refuerza el placer de la degustación. Da sentido a la compra. El vino ya no sale de una estantería. Viene de un lugar concreto, de una cara, de una historia.
A los viticultores les gusta compartir su pasión. Se toman el tiempo de explicar sus métodos, sus opciones de cultivo o vinificación. Se aprende, se comprende mejor lo que se bebe. El circuito corto del vino enriquece tu cultura enológica.
Precios a menudo más justos
La compra a través de ventas inmobiliarias reduce los márgenes de los distribuidores. El productor fija el precio, sin costes adicionales ligados a intermediarios. El resultado son botellas que suelen tener un precio más atractivo. Se paga por un producto lo más cerca posible de su valor real.
Sin embargo, esto no significa que todos los vinos sean baratos. Algunas fincas fijan sus precios al mismo nivel que los comerciantes de vino. A veces se trata de una elección consciente. Otras reservan sus mejores añadas para redes específicas. Así que compare e infórmese antes de comprar.
Una selección más amplia y personalizada
In situ, la oferta supera a menudo la de los supermercados o tiendas especializadas. Puede acceder a todo el catálogo, incluidas añadas raras o confidenciales. También puede descubrir añadas más antiguas o pruebas limitadas. Comprar vino directamente le permite degustar vinos que no encontrará en ningún otro sitio.
Además, el asesoramiento es personalizado. El enólogo conoce sus productos mejor que nadie. Adapta sus sugerencias a sus gustos. El breve circuito del vino evita las recomendaciones demasiado comerciales. Se va con las botellas que realmente le convienen.
Mejor trazabilidad
Al comprar directamente a la finca, conoce el origen exacto de cada botella. Sabe de dónde proceden las uvas, cómo se vinificaron y en qué condiciones se envejeció el vino. Esta transparencia es tranquilizadora. Limita las sorpresas desagradables.
Algunas fincas trabajan de forma ecológica o biodinámica. In situ, podrá comprobar la sinceridad de sus compromisos. Podrá ver las parcelas, las instalaciones y las prácticas. Comprar vino directamente se convierte en una garantía adicional.
Una oportunidad para descubrir las regiones
Muchas personas aprovechan sus vacaciones para visitar los viñedos. El corto circuito del vino se convierte en una escala turística. Se siguen las rutas del vino, se descubre el campo y se visitan las bodegas. Estos momentos refuerzan el vínculo con el producto.
Las catas in situ facilitan la memorización de los sabores. Recordará un vino bebido frente a las viñas o en una bodega de piedra. La experiencia sensorial se duplica con un recuerdo vívido.
Errores que hay que evitar
A pesar de sus ventajas, la venta de inmuebles requiere algunas precauciones. En primer lugar, no hay que dejarse llevar por el entusiasmo. Algunos visitantes compran demasiado después de una buena degustación. El efecto de convivencia puede distorsionar su juicio. Deguste, pero mantenga la cabeza fría.
En segundo lugar, desconfíe de los vinos que se venden fuera de la propiedad, pero con este nombre. Algunos productores confían la venta a terceros que se presentan como "directos". Compruebe siempre que el vino procede del propio productor.
Por último, preste atención a las condiciones de almacenamiento durante el transporte. Si compra localmente en pleno verano, proteja las botellas del calor. El circuito corto del vino requiere una logística más cuidadosa.
Los límites de la venta directa en línea
Muchos dominios ofrecen ahora una tienda en línea. Estas ventas digitales de dominios facilitan la compra sin tener que desplazarse. Pero también entraña riesgos. Compruebe los gastos de envío, la política de devoluciones y los plazos de entrega.
Algunas plataformas reúnen a varios productores. Dan la ilusión de un contacto directo, pero no siempre es así. Antes de hacer un pedido, averigüe quién es el verdadero intermediario. Comprar vin directamente pierde su sentido si un tercero gestiona la venta o el stock.
Volúmenes a veces limitados
Las fincas pequeñas no siempre tienen grandes cantidades para vender. Algunos vinos se ponen a la venta muy rápidamente, sobre todo después de la vendimia. Comprar vino directamente a veces requiere cierta previsión. Hay que hacer una reserva, suscribirse a un boletín o acudir en el momento adecuado.
Algunos productores también limitan las cantidades por cliente. Esto evita la reventa incontrolada, pero puede frustrar a los grandes compradores. En este caso, hay que ser flexible y favorecer la diversidad.
Cómo comprar en una finca
Planifique su visita con antelación. Compruebe los horarios y la disponibilidad y, si es posible, concierte una cita. Infórmese sobre la oferta de vinos. Pruébelos con atención. Haga preguntas sobre la añada, el envejecimiento, la comida y el maridaje. Anote sus impresiones.
No se sienta obligado a comprar si nada le atrae. Los vinicultores aprecian el interés genuino, aunque no haya una venta inmediata. Si compra, dé preferencia a las botellas que haya disfrutado y piense en conservarlas.
Por último, no dude en volver. El circuito corto del vino también funciona sobre la base de la fidelidad. Construyes una relación duradera con la finca.
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